Luna Miranda de Urano Habría Tenido un Océano Subterráneo
Elisa de Gortari | N+
Gracias a datos que recopiló la sonda Voyager 2 en 1986, un nuevo estudio indica que la luna Miranda de Urano podría tener un océano subterráneo

Miranda, luna de Urano, podría tener un océano subterráneo. Foto: AFP | Archivo
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Miranda, una de las lunas de Urano, podría tener un océano bajo su superficie. Así lo indicarían datos que recabó la sonda Voyager 2 hace 38 años. Este hallazgo abre la posibilidad de que se envíe una misión que indague más sobre este satélite y busque posible vida microscópica.
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Las lunas de Urano, un misterio del sistema solar
Por miles de años, la humanidad solo conoció cinco planetas en el cielo nocturno: Mercurio, Marte, Venus, Júpiter y Saturno. Los griegos bautizaron estos cuerpos celestes como planḗtēs, que significa “errantes”, debido al rápido y atípico movimiento que tienen en el cielo a lo largo del año.
Con la revolución científica, descubrimos que la misma Tierra era uno más de los planetas que orbitan el Sol. Pero aún quedaban muchos hallazgos por delante: en 1781, William Herschel descubrió otro planeta, que nunca había sido visible a simple vista y que, por el contrario solo podía conocerse con telescopio.
Urano, que debe su nombre al abuelo de los dioses griegos, es un gigante helado compuesto de hidrógeno, helio, amoniaco y metano. Se ubica a una distancia promedio del Sol de 3 mil millones de kilómetros; esto es 20 veces la distancia entre la Tierra y nuestra estrella.
Actualmente, Urano y sus 28 lunas reconocidas representan uno de los grandes últimos misterios del sistema solar. La enorme distancia a la que se encuentra ha dificultado el envío de sondas, como con otros planetas.
Miranda podría tener un océano subterráneo
Hasta la fecha gran parte de la información que tenemos del tercer planeta más grande del sistema solar fue obra de la sonda Voyager 2, que pasó junto a Urano en 1986. Durante aquel acercamiento, la NASA obtuvo imágenes y datos en extremo valiosos sobre el planeta y sus satélites.
Ahora, a casi cuatro décadas de distancia, las lunas de Urano han llamado la atención de los astrofísicos. No pocos han pedido que se considere la posibilidad de buscar vida microscópica en estos satélites que deben sus nombres a las obras de Shakespeare y Alexander Pope.
La más sobresaliente de estas lunas es Miranda, nombrada así por el personaje de La Tempestad de William Shakespeare. Cuando la Voyager 2 envió imágenes de este satélite, lo primero que llamó la atención fueron sus paisajes escarpados, que sugieren que tuvo una intensa actividad geológica.
Ahora, investigadores del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins han propuesto que la corteza de este satélite podría ser delgada. A partir de los datos recabados por la Voyager 2, los científicos elaboraron un modelo computacional que indicaría que Miranda tiene una corteza de apenas 30 kilómetros de grosor.
Estas estimaciones se hicieron a partir de las detalladas imágenes que obtuvo la Voyager 2 de la superficie de este satélite. Además, este estudio también indica que debajo de la enrevesada corteza de Miranda podría haber un océano subterráneo. Según los astrófísicos este océano podría tener 100 kilómetros de grosor.
Al respecto, se lee en el estudio publicado en la revista Planetary Science Journal:
Nuestros resultados también sugieren la existencia plausible de un océano de ≥100 km de espesor en Miranda en los últimos 100 a 500 millones de años. Esto tiene implicaciones para la historia dinámica de Miranda y su condición como un mundo oceánico potencial.
Los satélites del sistema solar, un sitio donde buscar signos de vida
En las últimas décadas, los satélites del sistema solar se han convertido en serios candidatos para ser explorados en busca de vida. La propuesta de que Miranda podría tener un océano subterráneo es semejante a las que se han hecho sobre las lunas Europa, de Júpiter, y Mimas, de Saturno.
Apenas en octubre del 2024, la NASA envió la misión Clipper con la intención de estudiar de cerca a Europa. Incluso si algunos estudios recientes sugieren que es inviable la vida microscópica, esta luna sigue siendo uno de los candidatos más consistentes para un descubrimiento de este tipo en el sistema solar.
Por su parte, Encélado y sus enormes géiseres están en una situación semejante a la de Europa. Los científicos sospechan que la fricción interior que genera la atracción de Saturno podría permitir la existencia de agua líquida bajo su superficie.
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