Los Humanos Evolucionaron para Correr tras sus Presas, no para Acecharlas

Un nuevo estudio señala que los humanos habrían evolucionado para correr tras sus presas, no para acecharlas lentamente

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Elisa de Gortari | N+

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Proponen que humanos corrían tras sus presas

Proponen que humanos corrían tras sus presas. Foto: AFP | Archivo

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Por lo general, cuando pensamos en un cazador, prehistórico o moderno, pensamos en un sujeto quieto que acecha a su presa lentamente. Sin embargo, esta imagen podría ser inexacta. Un nuevo estudio afirma que el ser humano evolucionó para correr tras sus presas, no para acecharlas.

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¿Por qué los humanos pueden correr maratones?

¿Por qué los seres humanos pueden correr maratones? Esta pregunta ha interesado ampliamente a los científicos, debido a que exhibe por qué el Homo sapiens es atípico entre los mamíferos. Por un lado, nuestros músculos son muy resistentes a la fatiga y, por el otro, el copioso sudor nos permite deshacernos fácilmente del calor.

Los científicos sospechan que estas características no son accidentales. Al respecto, una hipótesis explica que la resistencia y la disipación del calor ayudarían a perseguir por largo rato a una presa, como se lee en el siguiente artículo de Nature:

Una explicación evolutiva prometedora de estas características es la hipótesis de la caza por persistencia, que sostiene que ambos rasgos evolucionaron para facilitar la persecución de la presa mediante la persistencia.

¿Los humanos corrían tras sus presas?

Sin embargo, esta hipótesis ha encontrado dos problemas: por un lado, se considera que correr tras una presa puede tener un amplio costo energético. Además, esta idea no coincide con lo visto entre cazadores-recolectores observados en el siglo XX.

Ahora, los antropólogos Eugène Morin (de la Universidad de Trent) y Bruce Winterhalder ( de la Universidad de California en Davis) afirman que la hipótesis de la caza por persistencia sí podría haber tenido un importante papel. En el artículo publicado en Nature se lee:

Utilizamos la teoría de la búsqueda de alimento para demostrar que la caza por persistencia puede ser bastante eficiente.

Por un lado, los científicos descubrieron que, aunque exige un gran uso de calorías en el momento, correr directamente tras una presa sí puede ser una buen inversión energética. Según explican, perseguir a un antílope puede agotarlo en apenas 24 minutos. Esta técnica daría una recompensa en calorías cinco veces mayor a acechar a un animal lentamente.

Además, los antropólogos encontraron en bases etnográficas casi 400 casos de caza por persistencia, distribuidos a lo largo de 272 ubicaciones en todo el mundo. Al respecto, los investigadores concluyen:

La caza por persistencia como método de obtención de alimento probablemente habría estado disponible y habría sido atractiva para los homínidos del Plio/Pleistoceno.

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