Hallan el Cerebro más Antiguo del Mundo en Fósil de Pez
Este fósil de 319 millones de años ayudará a comprender la evolución del cerebro
N+
COMPARTE:
Científicos han hallado el cerebro más antiguo del que se tenga noticia en el fósil de un pez que vivió hace 319 millones de años. Este descubrimiento ayudará a delinear cómo surgió y evolucionó este órgano.
Te recomendamos: Científicos Planean Revivir al Extinto Pájaro Dodo
Hace más de un siglo se halló en una mina de carbón de Lancashire, en Reino Unido, un fósil perteneciente a un pez prehistórico, el Coccocephalus wildi. Tras permanecer olvidado en un museo de Manchester, un grupo de investigadores de las universidades de Birmingham y de Michigan decidió estudiarlo.
Lo que encontraron fue que, resguardado en la roca, se encontraba un cerebro perfectamente fosilizado en el cráneo del pez. En el estudio publicado en Nature se lee lo siguiente:
Aquí informamos la preservación del tejido blando del cerebro y los nervios craneales en Coccocephalus wildi, un pez con aletas radiadas de aproximadamente 319 millones de años. Este ejemplo de un cerebro de vertebrado bien conservado proporciona una ventana a la anatomía neuronal en lo profundo de la filogenia de los peces con aletas radiadas
Según lo indica la teoría de la evolución elaborada por Darwin, cuando seres vivos que parecen lejanos comparten rasgos distintivos es indicativo de que existe un ancestro común. El hallazgo de este extraño fósil sería otra prueba de que el cerebro, un órgano altamente especializado que gobierna el sistema nervioso, tiene un origen común para los animales que lo poseen.
El Coccocephalus wildi era un pez no mayor a los 20 centímetros de largo, que probablemente era carnívoro.
Los investigadores han analizado el interior de este cerebro fósil a través de un escaneo en tres dimensiones, que les ha permitido hacer una reconstrucción fiel del órgano. Es en extremo raro que tejidos blandos, como los que componen el cerebro, se conserven de esta forma.
Los científicos señalan que el pez habría quedado enterrado rápidamente tras su muerte, en un entorno con poco oxígeno, lo que permitió una lenta descomposición. El hallazgo, que sin duda ayudará a expandir el conocimiento actual sobre la evolución del cerebro y del sistema nervioso, subraya la importancia de encontrar tejidos blandos de animales prehistóricos.
“Nuestros hallazgos [...] señalan la importancia de la preservación de tejidos blandos antiguos para comprender el ensamblaje evolutivo profundo de los principales sistemas anatómicos fuera del subconjunto estrecho de tejidos esqueléticos”, escribieron al respecto los investigadores.