Bacterias de Tu Familia Influyen en Tu Salud: Estudio
Los microorganismos conocidos como microbioma, que comparten los miembros de una misma familia, influirían en su salud e incluso sus emociones
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Las personas que viven bajo el mismo techo tienden a compartir las mismas bacterias en boca e intestinos. Lejos de ser un dato trivial, este hallazgo indicaría cómo algunas afecciones, como el cáncer y la diabetes, podrían contagiarse parcialmente entre los miembros de una sola familia.
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En cada persona vive un conjunto particular de microorganismos que influye en su salud e incluso en sus emociones. Este conjunto de microorganismos es conocido como microbioma.
En los últimos años ha crecido exponencialmente el número de estudios que abordan la importancia del microbioma del tracto intestinal. Y no es un tema menor: los microorganismos que cada individuo guarda en esta región del cuerpo tienen una influencia especial sobre las emociones y el cerebro.
Ahora, un estudio publicado en Nature ha abordado cómo el microbioma también es influido por las personas del entorno. Parejas, familiares e incluso vecinos pueden transmitir algunas bacterias de su microbioma oral e intestinal.
El estudio fue dirigido por la científica Mireia Valles-Colomer, quien labora en la Universidad de Trento, en Italia. Durante la investigación se hizo una análisis computacional de más de 9 mil perfiles genómicos para conocer las posibles conexiones entre miembros de una misma familia. En el estudio se lee lo siguiente:
Aprovechando más de 9 mil 700 metagenomas humanos y perfiles de nivel de tensión computacional, detectamos un amplio intercambio de cepas bacterianas entre individuos (más de 10 millones de instancias) con distintos patrones de transmisión de madre a hijo, intrafamiliar e intrapoblacional
Según el estudio, la primera gran influencia en el microbioma personal proviene de la madre durante la infancia. “La transmisión del microbioma intestinal de madre a hijo fue considerable y estable durante la infancia (alrededor del 50 % de las mismas cepas entre especies compartidas) y permaneció detectable en edades más avanzadas”, señalan los autores.
Pero, según el estudio, con los años se vuelve crucial la influencia de las personas con las que cohabitamos. Esta característica influye en la composición del microbioma aún más que la genética.
Los científicos detectaron “un intercambio sustancial de cepas entre las personas que cohabitaban, con tasas medianas de distribución de cepas del 12% y el 32% para los microbiomas intestinales y orales, y el tiempo transcurrido desde que la cohabitación afectó el intercambio de cepas más que la edad o la genética”.
Las conclusiones de este estudio abren un enorme campo para exploraciones posteriores que diluciden cómo lo que comemos en compañía define nuestra salud y cómo los organismos que nos habitan ayudan a perjudican a quienes nos rodean.