¿El Asteroide Bennu Podría Estrellarse contra la Tierra? La NASA lo Explica
El asteroide Bennu fue descubierto por los astrónomos en el año 1999 y ha tenido otras dos aproximaciones a la Tierra
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Científicos y expertos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de los Estados Unidos calcularon la probabilidad de que el asteroide Bennu se impacte contra la Tierra en un futuro.
El impacto tendría una fuerza aproximada de 22 bombas atómicas y la devastación inicial sería del tamaño del estado de Texas.
El asteroide Bennu fue descubierto por los astrónomos en el año 1999 y desde entonces ha tenido tres aproximaciones con la Tierra, la primera, en el mismo año del descubrimiento, después se acercó a nuestro planeta en dos nuevas ocasiones, en 2005 y 2011.
En los últimos años este objeto ha sido ampliamente estudiado por científicos de todo el mundo para tratar de predecir su trayectoria y analizar el riesgo de impacto para la Tierra.
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En un reciente estudio de la NASA, los investigadores revelaron que el asteroide Bennu tiene una probabilidad de 1 entre 2700 de estrellarse contra la Tierra el 24 de septiembre de 2182.
Sin embargo, el equipo científico OSIRIS-REx dice que tendrán que tomar datos en 2037, su próximo acercamiento, para confirmar la trayectoria del meteoro y el riesgo para nuestro planeta.
Llegan muestras del asteroide Bennu a la Tierra el próximo domingo 24 de septiembre
La misión Osiris-Rex tomó muestras del asteroide Bennu y ahora viaja de vuelta a la Tierra, adonde llegará el próximo 24 de septiembre y dejará caer su carga sobre el desierto de Utah, Estados Unidos, en una compleja operación, informó la Nasa.
Osiris-Rex ha pasado siete años en el espacio, durante los que viajó hasta Bennu, aterrizó y tomo muestras de su superficie rocosa para después emprender el retorno. Ahora que la misión está próxima a su fin, el reto será hacer caer en paracaídas la muestra, protegiéndola del calor, las vibraciones y los contaminantes terrestres.
Esta será la primera vez que la NASA realice una operación de este tipo, que ya hizo de manera similar la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (Jaxa) en 2020, cuando su sonda Hayabusa2 regresó con muestras del asteroide Ryugu, que dejó caer en una cápsula sobre una zona desértica de Australia.
El 24 de septiembre, cuando la nave espacial sobrevuele la Tierra dejará caer la cápsula de muestras, que se espera que entre en la atmósfera hacia las 14:41 GMT, con lo que Osiris-Rex finalizará su misión principal.
Hasta que no se abra la cápsula no se sabrá con exactitud la cantidad de material recogido, aunque está confirmado que se alcanzaron los 60 gramos marcados por la NASA como objetivo mínimo.
La cápsula aterrizará en una propiedad del Departamento de Defensa estadounidense que forma parte del Campo de Pruebas y Entrenamiento de Utah y de los Terrenos de Pruebas de Dugway, señaló la NASA en un comunicado.
Mike Moreau, director adjunto del proyecto en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, lo detalló así:
Una vez en tierra, nuestro equipo correrá contrarreloj para recuperarla y llevarla a la seguridad de una sala blanca con estrictas medias de seguridad y limpieza
Los equipos de recuperación trasladarán en helicóptero la cápsula hasta una primera sala limpia portátil y recogerán muestras de suelo y aire alrededor para ayudarán a identificar si algún contaminante diminuto entró en contacto con la muestra del asteroide.
Desde ahora y hasta septiembre, el equipo encargado practicará y perfeccionará los procedimientos necesarios para recuperar la muestra en Utah y transportarla al laboratorio.
Allí será desembalada y una cuarta parte se distribuirá entre el equipo científico de la misión en todo el mundo para su análisis, mientras el resto será conservado para que otros científicos puedan estudiarla, ahora y en generaciones futuras.
Los asteroides, que son los antiguos materiales sobrantes de la era de formación de los planetas, podrían contener precursores moleculares de la vida y dar pista sobre las formación de los océanos y el sistema solar.
La importancia de las muestras de Ryugu y Bennu tomadas directamente en sus superficies es que se trata de material prístino, que no ha estado expuesto a ninguna contaminación terrestre, como sí puede pasar con los trozos de asteroides caído en nuestro planeta.
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Con información de N+ y EFE
HAVJ